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Entre el 22 y 24 de octubre en Kazán, ciudad perteneciente a La Federación Rusa, se lleva a cabo la XVI cumbre de los BRICS. Sus reverberaciones se hacen sentir en el orbe, porque marcan el fin de una era. Los acuerdos de Breton Woods surgidos luego de la gran guerra europea, inician su canto de despedida, el Consenso de Washington y el mundo unipolar han sido arrastrados por el ángel de la historia. El siglo XXI se viste con los colores de Asia Central y la exiliada Rusia, ante la perplejidad de la decadente angloesfera y su control sobre el occidente blanco y eurocentrado. En Chile, la oscuridad y decadencia que cruza a las élites de modo transversal no deja de sorprender. El gobierno se ve sacudido por una acusación de violencia sexual presentada por una funcionaria del Estado, en contra del Subsecretario del Interior Manuel Monsalve. Los antecedentes hasta ahora recopilados son graves. La derecha oportunista y cínica, la misma que defiende a criminales de lesa humanidad, la misma que puso en duda los testimonios de la Comisión Valech sobre tortura; la misma que comulgaba en el santuario del abusador Karadima, la misma que ha negado de manera sistemática las violaciones a los derechos humanos bajo su gobierno, durante la revuelta popular de octubre del 2019: esa se presenta ahora como vocera de la ley Karín.
