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Ricardo Belmont arremetió con fuerza, diferenciando entre queja y protesta, y dejó claro que quejarse es de llorones sin argumentos, mientras que protestar es de valientes. Belmont no se guardó nada, llamando hipócritas a aquellos que critican a Venezuela mientras ignoran los desastres de Perú, donde la informalidad y el desempleo son la norma. El exalcalde no tuvo pelos en la lengua al hablar de la inmigración venezolana, tachándola de invasión que ha dejado a Perú en ruinas, con delincuentes y caos por todas partes. También disparó contra los medios, acusándolos de manipular la opinión pública sobre Venezuela, mientras los peruanos en el extranjero son ignorados. Belmont defendió a capa y espada el sistema electoral venezolano, acusando al peruano de ser el más tramposo del mundo. No se quedó ahí, criticando la influencia corrupta de la publicidad, que convierte a las apuestas en un vicio devastador. Seg&
