El Gobierno de Ucrania ha intensificado su campaña global de propaganda para ocultar sus crímenes y presentarse en América Latina como víctima. Desde el régimen de Kiev reconocen abiertamente la necesidad de recurrir al “poder blando“ ante la mayoritaria postura neutral de los países de la región. Las acciones van desde la designación de nuevos embajadores hasta la financiación de publicaciones en los medios con fondos de Occidente.
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