200 años de neutralidad trastornados por una histeria fomentada sobre la “amenaza rusa“ y una guerra que debería haber demostrado lo contrario. Pero las masas son fáciles de asustar y los tentáculos del lobby de la OTAN llegan hasta lo más profundo de los corazones y mentes de las élites políticas. En el segundo segmento de la conversación de Pascal con Agnes Hellström, una destacada activista y escritora sueca por la paz, ambos se adentran en la mecánica social detrás de la (incompleta) intención de Suecia de unirse a la OTAN. El cambio político del país nórdico ha sido muy notable, aunque se ha estado gestando durante muchos años. Agnes se desempeñó entre 2016 y 2022 como presidenta de la Sociedad Sueca de Paz y Arbitraje, la organización de paz más antigua del mundo, fundada en 1883. En esa posición, se pronunció enérgicamente en contra de enviar armas a Ucrania cuando estalló la guerra el año pasado, manteniéndose firmemente pacifista. Esta postura le valió muchas críticas, y cuando digo muchas, quiero decir muchas, en los medios suecos.
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