“Nunca nos preguntamos: ¿cómo reaccionaríamos al otro lado?“ Jeffrey Sachs da en el clavo: la política exterior estadounidense está impulsada por una arrogancia sin precedentes, la creencia de que Estados Unidos puede actuar con impunidad, pisoteando cualquier norma, estándar o derecho internacional. Es una mentalidad arraigada en la hipocresía, en la que la Doctrina Monroe exige audazmente que otros se mantengan fuera del hemisferio occidental, pero Estados Unidos se siente con derecho a inmiscuirse en los asuntos de naciones mucho más allá de sus fronteras. Esta es la doctrina del excepcionalismo estadounidense en plena exhibición: los funcionarios creen que pueden imponer su voluntad en todo el mundo sin consecuencias. Pero ¿por qué Rusia, China o cualquier otra nación deben tolerar esos dobles raseros? La sorpresa que se manifiesta cuando estas potencias exigen que se las trate con el mismo respeto que exige Estados Unidos es nada menos que ridícula. Es hora de cuestionar los fun... Según: Albatrops ?
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