Se cumplen justo dos décadas de los atentados del 11-M, en los que fueron asesinadas192 personas y unas dos mil resultaron heridas. Las cadenas de televisión, emisoras de radio, periódicos y tertulianos del ‘pesebre sanchista’ llevan días acusando de mentiroso al Gobierno del PP, que dirigía España en 2004. El Telediario de TVE dejó caer este lunes que la culpa de aquel horror fue de Aznar, por habernos embarcado en la Guerra de Irak, algo que es pura fantasía, y en LaSexta, una tertuliana histérica ha exigido que se ilegalice a la ‘derecha’ por lo que pasó aquel día aciago. Lo que no ha propuesto todavía nadie, quizá porque aún no les hace falta para que Sánchez siga durmiendo en La Moncloa y ellos continúen chupando del bote, es incorporar a la Coalición Frankenstein, como ‘progresistas’, a los yihadistas -de los que sólo tres siguen en prisión- condenados por aquello. Pues miren… ETA no mató a 192, sino a 900 inocentes, los últimos, dos jóvenes guardias civiles reventados con una bomba-lapa el 30 de julio de 2009 en Mallorca. ETA dejó un reguero de mutilados, forzó al exilio a cientos de miles de vascos y perpetró más de 90 secuestros, alguno tan espantoso como el Ortega Lara, a quien enterraron en un zulo durante 532 días. Y los matarifes etarras, los autores de la tragedia que acabo de describir, son socios preferentes del PSOE, sus compañeros de viaje, los colegas a los que los socialistas entregan Pamplona y con los que chalanean nuestras leyes y nuestros presupuestos. Viendo esta vergüenza, es difícil imaginar gesto más cutre que excluir, como ha hecho Sánchez, a Feijóo y Abascal del acto presidido por el Rey en memoria de la masacre del 11-M. Hay quien sostiene que el deterioro de la política española comenzó precisamente el 11 de marzo de 2004. Yo creo que esto se empezó a pudrir de verdad con Zapatero, pero las cosas venían de antes. Lo que hicieron las diez explosiones simultáneas en los trenes de la red de Cercanías madrileña, fue poner en evidencia la miseria moral de buena parte de la sociedad española y la inmoralidad mercachifle y el sectarismo alelado del grueso del Periodismo español. La gente, empujada por cadenas de radio de postín y diarios de relumbrón al servicio del PSOE, culpó a nuestros gobernantes del crimen, en lugar de apuntar a los terroristas. Y desde entonces, el proceso se ha agudizado. Muchos españoles, todos esos que votan a Sánchez y su cuadrilla de malentes, asumen sin pestañear que el éxito político radica en la mentira, la tergiversación, el desprecio a las reglas democráticas, el pacto indigno y la polarización extrema. Liderada por ese panfleto en que se ha convertido ‘El País’, la ‘Brunete Pedrete’ avala la impunidad para delitos tan graves como la malversación o la traición. Banaliza la corrupción del PSOE, oculta que un condenado por colaborar en un secuestro de ETA llamado Boye, es el redactor de la ley de amnistía y tapa las maletas de Delcy, los puticlubs de Koldo, las ‘mordidas’ de Francina, Illa, Torres o Marlaska y hasta los contactos empresariales de Begoña. Tienen la ‘maquina de intoxicar’ a tope, pero esta vez no cuela. Esta vez, si peleamos como sabemos, nos los llevamos por delante.
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