Si corremos demasiado rápido, nos quedamos sin aliento. Si caminamos demasiado despacio, perdemos nuestro sitio. Si tememos llegar demasiado pronto o demasiado tarde, damos vueltas en círculo. Pero si tenemos a DIOS como compañero invisible, todo el universo trabaja a nuestro favor. Sólo Dios tiene el secreto del tiempo, del espacio, de la fuerza y de la sabiduría. Si crees...
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