Cuando el telón de fondo es el televisor, arranco siempre con un handicap, porque hace tiempo que no consumo, ni siquiera excepcionalmente, esa adormidera. Con la excepción de series y películas, a ser posible de intriga con hombres duros y mujeres ligeras, mucho deporte y bastante documental, no me interesa nada en la pequeña pantalla. Pero tengo aquí en Periodista Digital una tropa que no se pierde una y se encarga de ponerme al día y darme detalles cuando hace falta, como hoy que estoy obligado a citar ‘El Hormiguero’. Me dicen que Feijóo fue anoche al programa de Pablo Motos sin pulseras de colores y a jugar a fondo la baza del tipo normal. Así, a botepronto, ya les adelanto que marcó el terreno cuando subrayó rotundo eso de: “Yo no soy Pedro Sánchez; yo no le miento a los españoles”. Cuando Motos le preguntó si Abascal será su vicepresidente, el líder del PP hizo un regate y respondió que su objetivo es nombrar una vicepresidenta. Lo primero, que él no miente y que el jefe del PSOE lo hace como un bellaco, esta fuera de toda duda. Lo segundo, que cuando este 23 de julio demos a Sánchez y al PSOE el revolcón que merecen, pondrá una fémina a su vera, no lo tengo muy claro. Quizá es lo que hay que decir, porque Michavila y los de GAD3 sostienen que todavía queda mucho voto femenino indeciso, pero viendo el panorama parece improbable que el PP pueda hacerse con La Moncloa sin el apoyo decidido de VOX. Y eso, en la práctica y aunque la extraviada María Guardiola no termina de asumirlo, significa que das a los de Abascal lo que por méritos propios les toca o vas listo porque la alternativa es la Coalición Frankenstein. Conozco bastante bien a Feijóo. La aldea donde pasó su infancia no queda lejos ni es muy diferente del rincón del Bierzo donde están la casona de mi familia y el primoroso cementerio donde reposan los restos mortales de todos los míos y terminaré yo, cuando San Pedro decida que ha llegado la hora. Su colegio, los Maristas de León, cae a tiro de piedra del internado de los Jesuitas donde estudié el Bachillerato y tengo vívidamente grabado en la memoria como eran los viajes en tren de la época, lo frugal que era entonces la existencia del escolar y hasta lo prolijas que eran clases y las tediosas tardes de estudio. He coincidido y charlado muchas veces con el líder del PP y creo que es un político serio, formal, fiable y con mucho más colmillo del que le atribuyen a la ligera tertulianos y columnistas. Es bastante más duro y maniobrero que Rajoy, al que algunos equiparan y creo que no cometerá sus errores. ‘Tancredo Rajoy’ fue un administrador decente, que gobernaba para adultos y amaba a España, pero no estaba consumido por la fiebre de marcar la Historia. Desde la moción de censura, orquestada por Sánchez con chavistas, proetarras y golpistas, la falsedad, el cainismo, la traición, la falta de ética y la claudicación ante los enemigos confesos de la Patria nos amargan la existencia. Feijóo no puede ni debe conformarse con echar a Sánchez y poner sensatez ‘rajoyista’ en nuestra vida colectiva. Debe aspirar a un proyecto de España mucho más rico, positivo y ambicioso que la tecnocracia de Rajoy, pero nunca podrá hacerlo si no tiene a su lado, en la chepa, apretando, a alguien como Abascal. ¡Pacten ya en Extremadura y a por ellos, que son muchos pero cobardes!
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