River sumó señales positivas en un partido en el que, a falta de buen juego -como si eso fuera posible con 10 días de trabajo-, volvió a competir y a desgastar al rival, un sello clave del primer ciclo de Marcelo Gallardo. Ganar como visitante en las instancias decisivas de Copa Libertadores nunca es para desmerecer, pero aún menos en estas condiciones: ganar feo también vale, o incluso vale más. Para más información, visitá
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