Es de mirada profunda y carcajada sana, como si el juego de dualidades fuera siempre un poco más allá. La provocación y el chasco, los dos en uno siempre con ánimo de divertir, porque eso es lo que busca Conchita Wurst, vencedora en Eurovisión el año pasado con Rise like a Phoenix y protagonista esta misma tarde de la fiesta que la oficina de Turismo de Viena organiza en el Moll de la Fusta, Allí, en la ViennaSphere, y para celebrar los 150 años de la Ringstrasse, cantará unos temas de ahora que nada tienen
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