Fui uno de las decenas de miles de españoles, que este 29 de octubre de 2023, estuvieron en la Plaza de Colón. Eramos una inmensa multitud, aunque a mi siempre parece poca gente cuando se trata de defender la igualdad ante la ley, la Justicia y la unidad de la Patria. Y de todo lo que retumbó allí, la mañana del domingo, hubo una frase de Santiago Abascal que realmente me tocó la fibra. Abascal avisó al socialista Sánchez, de que si se salta la Constitución y acaba concediendo la amnistía ilegal a los golpistas catalanes, tendrá que pedir al prófugo Puigdemont que le prepare “una habitación de invitados en Waterloo”. A estas horas son pelotón los mendrugos amarrados al ‘pesebre sanchista’ que recitan en bloque que es una ‘boutade’, que Puigdemont no tardará en entrar triunfante por la Diagonal de Barcelona, saludando a la multitud desde el mismo coche en cuyo maletero huyó hace seis años, y que Sánchez se saldrá con la suya y renovará como ‘okupante’ de La Moncloa. Es lo más probable, pero no hay mal que 100 años dure y si el centroderecha no pierde el ‘oremus’ y aprovecha a fondo, con decisión y sin fisuras, el inmenso poder que acumula, desde su rotundo triunfo en las elecciones municipales y autonómicas del pasado 28 de mayo, a Sanchez, al PSOE y a sus compinches no les queda mucho. Y deberían tener claro esos facinerosos que no se van a ir de rositas, que tendrán que rendir cuentas y pagar por sus pecados. Por eso me parece relevante que el presidente de VOX alerte al jefe del PSOE de las “consecuencias” de dar por “rotas” la Constitución, las leyes y la igualdad de los españoles. La herramienta idónea para cambiar las cosas son los votos, más que las pancartas y el ondear de banderas, pero creo que hay momentos, como este que vivimos en España en el que la perfidia sanchista y el pesebrismo del PSOE obturan los cauces democráticos, en los que salir a la calle y gritar es casi una obligación. Supongo que no les ha pasado desapercibido que cuando la panda de eunucos que dirige el PSOE salía del Comité Federal, donde acababan de aplaudir como focas de circo a Sánchez, y los reporteros les preguntaban por la amnistía a Puigdemont y compadres, todos justificaban la claudicación ante el separatismo añadiendo la coletilla: “todo se hará dentro de la Constitución”. Sabemos que es mentira, que las cesiones para que su jefe siga pernoctando en La Moncloa serán maquilladas por el Tribunal Constitucional del maleable Conde Pumpido, pero son ilegales. ¿Qué hacer ante una situación tan endiablada? Lo único que no sirve de nada es no hacer nada.
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