Francia se está viendo expulsada de África. La antigua potencia colonial ve cómo retrocede el dominio que durante décadas ha ejercido sobre gran parte del continente. La oleada de golpes de Estado en antiguas colonias africanas se extiende, alentadas en parte por un creciente sentimiento antifrancés. Ya sea en el Sahel o en el África Occidental, los alzamientos militares sirven para constatar el fracaso del modelo neocolonial francés. La antigua metrópoli pierde paulatinamente peso político, económico y militar. Y lo hace coincidiendo con la aparición de nuevos actores, que ganan peso en detrimento de Francia. Los principales beneficiados son, sobre todo, China y Rusia. Aunque también Estados Unidos y otras potencias emergentes tratan de posicionarse en el reparto de los recursos.
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