Bangladesh vive una revolución, el ejército se ha puesto del lado del pueblo, el primer ministro ha huido. El problema de Bangladesh es bastante clásico: régimen autocrático del mismo clan durante décadas, país empobrecido, enorme población, fábrica mundial de tejidos, prácticamente condenado a reproducir el mismo modelo social y económico. Las pequeñas relajaciones creadas por las nuevas tecnologías, las redes sociales e internet, han sido ahogadas por las autoridades por las mismas razones que en Rusia: los siervos deben trabajar, no hablar. El resultado: descontento social acumulado y una explosión. Pero el descontento en sí habría acabado siendo una trivialidad si no se le hubiera unido el ejército, que lanzó un “ultimátum de 45 minutos“: o el primer ministro dimite en 45 minutos y se le da un corredor para huir del país, o el ejército se une a los manifestantes. Así es como unos disturbios se convirtieron en una revolución. No se convertirá en una revolución popular, ya que un ... Según: ROKOT | TORMENTA
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