Sinopsis de “Ex Scriptorio“ por el Padre Antonio Fortea “Ex Scriptorio“ es una obra reflexiva del Padre Antonio Fortea que combina el mundo de la escritura, la teología y el misticismo. En esta obra, Fortea nos lleva a través de una serie de ensayos y meditaciones sobre el proceso de escribir desde una perspectiva espiritual y su papel como sacerdote-escritor. “Ex Scriptorio“ es una ventana hacia la vocación literaria de Fortea, donde la escritura se convierte en un medio para explorar las profundidades de la fe, el alma humana y los misterios divinos. El título hace referencia al “scriptorio“, un lugar dedicado a la escritura, común en los monasterios medievales, donde los monjes copiaban e iluminaban manuscritos sagrados. En este contexto, Fortea utiliza la metáfora del “scriptorio“ para describir su propio espacio espiritual y mental, un lugar donde las palabras se convierten en instrumentos de alabanza, reflexión y búsqueda de la verdad divina. 1. Introducción: La Escritura como Vocación El libro comienza con una profunda reflexión sobre la vocación del escritor, especialmente de aquellos que escriben desde una perspectiva de fe. Fortea explica cómo la escritura, más allá de ser un arte o una técnica, es una forma de diálogo con Dios. En este sentido, su obra no es solo un acto de comunicación humana, sino también una oración en forma de texto. Fortea destaca que la escritura es una responsabilidad espiritual, especialmente para aquellos que abordan temas religiosos. Cada palabra tiene el poder de inspirar, transformar o consolar, y el escritor debe ser consciente del impacto que sus palabras pueden tener en las almas de los lectores. 2. El Oficio de Escribir: Entre la Teología y la Mística En este capítulo, Fortea explora la relación entre la teología y la mística en el acto de escribir. Para él, la escritura teológica no debe ser solo un ejercicio académico, sino un encuentro con lo divino. Al escribir sobre temas espirituales, el autor se convierte en un mediador entre el misterio de Dios y la comprensión humana. Fortea reflexiona sobre cómo la teología escrita es también una forma de meditación, donde el escritor profundiza en los misterios de la fe a través de sus propios pensamientos y experiencias. De esta manera, cada texto es una especie de diálogo místico con Dios, que se extiende al lector cuando éste se une a la reflexión. 3. La Soledad del Escritor: Un Camino hacia Dios Uno de los temas recurrentes en “Ex Scriptorio“ es la soledad que acompaña al escritor en su proceso creativo. Fortea describe la soledad no como una ausencia de compañía, sino como un espacio de encuentro con Dios. Es en esa soledad, aislado del ruido del mundo, donde el escritor puede escuchar la voz de Dios y plasmar sus inspiraciones en el papel. Este aislamiento no es visto como un sacrificio doloroso, sino como un don que permite al escritor entrar en contacto con las realidades más profundas del alma. La soledad, según Fortea, es un medio de purificación espiritual, donde el escritor se enfrenta a sus propias limitaciones y dependencias de Dios para dar fruto a su obra. 4. El Escritorio como Altar: El Sacrificio de las Palabras En este capítulo, Fortea utiliza la metáfora del escritorio como un altar donde se ofrece el sacrificio de las palabras. Escribir, para él, es un acto de entrega y de sacrificio, donde el escritor ofrece lo mejor de sí mismo para la gloria de Dios y el servicio a los demás. Las palabras, al igual que las ofrendas en un altar, deben ser puras, honestas y guiadas por la verdad. Fortea reflexiona sobre la necesidad de la humildad en el proceso de escritura. No se trata de escribir para el reconocimiento personal, sino para servir a un propósito más elevado: el de llevar a los lectores hacia una mayor comprensión de Dios y de la vida espiritual. Escribir es una forma de servicio y, como tal, debe ser ofrecido con amor y humildad. 5. Las Tentaciones del Escritor: Orgullo y Desaliento En su obra, Fortea no evita hablar de las tentaciones que enfrentan los escritores, especialmente aquellos que tratan temas espirituales. Uno de los mayores peligros es el orgullo, la tentación de buscar la fama o el reconocimiento a través de la escritura. El autor advierte que este orgullo puede corromper la pureza del mensaje, desviando al escritor de su verdadero propósito. Por otro lado, Fortea también reflexiona sobre el desaliento, la sensación de inutilidad o fracaso que a menudo acompaña al proceso creativo. Muchos escritores, especialmente aquellos que escriben desde la fe, experimentan momentos de duda sobre el impacto de su obra. Sin embargo, Fortea anima a los escritores a perseverar, confiando en que Dios utiliza cada palabra, incluso aquellas que parecen insignificantes, para tocar corazones de maneras misteriosas.
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