A principios de este mes, el Ejército de Colombia bombardeó un campamento en el que supuestamente se encontraban criminales. Todo se les complicó cuando periodistas y opositores denunciaron que las bombas que ordenó lanzar el gobierno se llevaron la vida de varios niños. El gobierno colombiano al principio nunca habló de niños, sino de una operación cuasi-heroica de como sus fuerzas están acabando con el crimen y están comprometidas con los derechos humanos. Pero a medida que pasó el tiempo las cosas cambiaron. Y como cereza siniestra del pastel, el Ministro de Defensa aparece con una definición que aterró a muchos: “máquinas de guerra“. En este capítulo analizamos la trágica situación colombiana en cuanto a los niños reclutados por el crimen organizado, y cómo el Estado es incapaz siquiera, ya no de solucionar el problema, sino de aceptar la culpa. ¿Hacia dónde va la infancia de ese bello pa
Hide player controls
Hide resume playing