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El Sinarquismo nació con un sello de aquilatado nacionalismo impreso en su primera esencia, y dispuesto a oponerse con todas sus fuerzas al comunismo cardenista. Frente al anarquismo reinante en todos los órdenes de la vida nacional. el sinarquismo exigió una autoridad legítima que garantizar el orden social dentro del cual el pueblo encontrara toda su felicidad. Una autoridad legítima, esto es, emanada de la libre actividad democrática del pueblo, al que nunca se le dió intervención en la designación de los gobernantes.
