Ay! que suerte tan negra y tirana es la mía al haberte encontrado a mi paso una vez, tan feliz y contenta que sin ti vivía cuando yo ni siquiera en tu nombre soñé. Hasta que una mañana fatal de mi vida el destino te enviara mi suerte a cambiar, al instante sentí que tu imagen querida ya jamás de mi mente se habría de borrar. Tiempo aquél tan alegre de mi primavera, cuando ni una tristeza mi dicha turbó. Cuántos años pasaron cual dulce quimera cuando ni un desengaño mi vida pasó. Que destino fatal me persigue y me guía y encamina mi senda a donde hallé el dolor, si el amarte es tan sólo continua agonía yo maldigo a la vida maldigo el amor. Yo no sé qué misterio se encierra en tu vida, que jamás he podido tu amor comprender. Yo ya tengo mi fe y mi esperanza perdida, aunque jures mil veces que me has de querer. Para qué me creí de tus besos de fuego, para qué me creí de tus besos de amor, si en tus labios me diste el veneno malevo yo maldigo mi suerte y maldigo tu amor. Flor Silvestre
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