Los mejores conciertos siempre fueron dentro de mi habitación, con la puerta cerrada hasta que todo estuviera bien preparado. Quería ser Madonna, Shakira, Shania Twain… Estoy profundamente agradecida por haber tenido referentes femeninas tan potentes. Está claro que no me parezco en nada a la prota del Bar Coyote, pero era la ilusión de mi vida, no pensaba en otra cosa. Me regalaron un chisme con un micro y se podían grabar cintas, así que me inventé un programa de radio para poder ser la invitada. Soñaba con vivir en Madrid y convertirme en una adolescente prodigio que llena estadios. Nunca ocurrió, pero aprendí que se puede hacer música desde cualquier lugar, con más o menos repercusión, pero con la misma esencia. Cuando decides que quieres intentarlo, un montón de personas te dicen que será difícil, que tendrás que pagar facturas, que es casi imposible. Pero yo decidí apostar por el casi. Pueden qu
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