Por un breve instante, las Grutas de Cacahuamilpa albergaron las almas de toda la humanidad. “Fue un momentito en la pantalla, pero fue un trabajo de más de ocho días” nos contó Ignacio López Tarso en 2014. “Había que sacar el humo con ventiladores y volver a meter las velas y prenderlas. Fue un lío tremendo. Pero salió muy bien. La escena de las velas es maravillosa. Toda la filmación fue muy bonita”. A más de medio siglo de su estreno, la luz de Macario sigue brillando. No sólo cuenta con una de las escenas más bellas del cine mexicano: también capturó la esencia de un país que no le teme a la muerte, a pesar de la fragilidad de su existencia. Conoce más de la película en: Macario Director: Roberto Gavaldón, 1959
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