Myvideo

Guest

Login

Sombras nada ms. Javier Sols 1965

Uploaded By: Myvideo
1 view
0
0 votes
0

Gabriel Siria Levario. más conocido como Javier Solís (1931-1966), fue un cantante y actor mexicano, conocido también como El Rey del Bolero Ranchero. Como les sucedió a Jorge Negrete y Pedro Infante, la muerte interrrumpió prematuramente du carrera cuando contaba sólo 34 años, por complicaciones derivadas de la extracción de su vesícula biliar. El año anterior había grabado este tango argentino convertido en bolero ranchero, registrado en 1943 por el compositor Francisco Juan Lomuto (apodado Pancho Laguna) y el letrista José María Contursi Briano (apodado Catunga). Francisco Lomuto (1893-1950) fue pianista y director de orquesta y entre 1922 y 1950 grabó cerca de 950 obras. José María Contursi (1911-1972) escribió letras para tangos interpretados por Julio Sosa, Edmundo Rivero, Roberto Goyeneche, Libertad Lamarque y Raúl Iriarte. El gran acierto del mexicano Javier Solís fue el volver a poner de moda este tema netamente argentino, dándole ese nuevo ritmo de bolero ranchero que haría popular en todo el mundo. Porque ése es el gran mérito del folklore: el hermanar a los pueblos distantes pero no distintos, que comparten el mismo patrimonio cultural y linguístico. (La segunda voz es la del Maestro Ignacio Ramos que falleció a los 83 años el año 2014) SOMBRAS NADA MÁS. Tango (Bolero) Música: Francisco Lomuto Letra: José María Contursi Quisiera abrir lentamente mis venas; mi sangre toda verterla a tus pies, para poderte demostrar que más no puedo amar y entonces, morir después. Y sin embargo tus ojos azules, ¡azul que tienen el cielo y el mar! viven cerrados para mí sin ver que estoy aquí, perdido en mi soledad ¡Sombras, nada más, acariciando mis manos! ¡Sombras, nada más, en el temblor de mi voz! Pude ser feliz y estoy en vida muriendo y entre lágrimas viviendo el pasaje más horrendo de este drama sin final. ¡Sombras, nada más, entre tu vida y mi vida. Sombras, nada más, entre tu amor y mi amor! ¡Qué breve fue tu presencia en mi hastío! ¡Qué tibias fueron tus manos, tu voz! Como luciérnaga llegó tu luz y disipó las sombras de mi rincón. Y me quedé, como un duende, temblando sin el azul de tus ojos de mar, que se han cerrado para mí sin ver que estoy aquí, perdido en mi soledad.

Share with your friends

Link:

Embed:

Video Size:

Custom size:

x

Add to Playlist:

Favorites
My Playlist
Watch Later