Supongo que ya conocen mi tesis, acreditada empíricamente, según la cual en España hay más tontos que botellines. Y ahora, a la luz de lo que sucede en el panorama político y mediático, creo que debemos completarla certificando que se acelera el proceso general de agilipollamiento. Les cuento esto porque ayer, a primera hora de la tarde, entré en la redacción de Periodista Digital a repartir instrucciones y tenían a todo volumen el televisor, justo en el momento en que en el programa de Risto Mejide debatían a gritos sobre el espionaje a los separatistas catalanes en tiempos de Rajoy. Soslayaban los tertulianos que la investigación a Aragonés, usando el software ‘Pegasus’, data de 2020, es decir, en pleno Gobierno Sánchez y digo debate, por decir algo, porque todos, con la excepción del representante de ‘ABC’, remaban en el mismo sentido y este, por esa autocensura que se imponen timoratos los periodistas de centroderecha, iniciaba sus argumentos calificando previamente de ‘ilegal’, ‘rechazable’ o ‘abominable’ la pesquisa de marras. Pero vamos a ver… ¡tontolabas! ¡Los servicios de espionaje espían! Y todos los países del mundo, democráticos o no, cuentan con agencias de inteligencia. ¿Y cuál es su misión prioritaria? Pues proteger la integridad de la Nación, escudriñando en los pecados de sus enemigos. ¿Alguien se cree que la DGSE francesa no espía a los secesionistas corsos? ¿Cabe en cabeza humana que el MI5 no esté al cabo de lo que traman los sediciosos camuflados en el SNP escocés? ¿O que el BND alemán no tiene ‘trufados’ a los derechistas de la AFD? No voy a ahondar más en el asunto, porque el estremecimiento que agita a televisiones y periodistas del régimen, al descubrir que el CNI espiaba a los golpistas, es una cortina de humo. Una maniobra de distracción, lanzada desde La Moncloa, para tapar las tropelías de Sánchez y las pifias del PSOE. Que coincide en el tiempo con hechos acongojantes. Uno es la constatación de que se ensanchan los vasos comunicantes entre el basurero proetarra y el aquelarre catalán. Otro es que los facinerosos de Bildu pretenden que la amnistía a los golpistas, se extienda a los matarifes de ETA todavía presos y todo indica que el jefe del PSOE pasará por el aro. Lo tercero es que Junts y ERC registran enmiendas por separado, para que la ilegal amnistía abarque también los delitos de terrorismo y que se les devuelva el dinero de las multas e incluso se les indemnice. Damas y caballeros, la auténtica tragedia nacional es que Sánchez, a la sazón presidente del Gobierno de España, es un títere en manos de proetarras y golpistas y por eso elevan reiteradamente sus demandas. Lo grave no es el chantaje de Puigdemont, Otegi y compinches, sino la claudicación de Sánchez y de todo el PSOE.
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