Todo terminó tan rápido como había empezado. De vuelta a Jerusalén montados en aquel camión militar, Capa, mi compañero, alzó la voz y entre el ruido del traqueteo me dijo: “Micha, de esta no salimos de pobres. Además, mi mujer no va a entender que me juegue la vida por seis días de jornal. Qué quieres que te diga, no sé si me dejará venir a la próxima guerra“. A Cornell le gustaba jugar con el absurdo… Le echo de menos, era buena compañía, buen amigo y un buen contador de historias; aunque, algo demasiado obsesionado con demostrar que su hermano no hizo ningún montaje. Nunca he visto a nadie tan empeñado en matar al famoso miliciano español, como Cornell Capa. En fin, aquella guerra, que duró seis días y que aún no ha terminado; fue la que me abrió las puertas de la Agencia Magnum, como me abrió las puertas de la profesión, la guerra del Sinaí. De guerra en guerra…, nací
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