En la Sierra norte de Madrid (Somosierra-Guadarrama) me sorprende una generación de jóvenes aventureros que han decidido optar por la vida rural, por revitalizar poblaciones y oficios antiguos o incluso extintos en la periferia de grandes ciudades o de territorios de montaña marginales como son las montañas mal comunicadas. Es el caso de Paco Álamo, el único cabrero existente actualmente en Bustarviejo, apenas a una hora de Madrid y apuesta por recuperar el uso pastoral caprino en la Sierra de Madrid. Curiosamente, la raza que ha elegido es la rubia malagueña o retinta, caracterizada por su rusticidad y buena producción de leche, para así producir un queso y carne de excelente calidad, consecuencia del extensivo y de los pastos naturales de montañ con el mantenimiento de la actividad y su talante en pro de la biodiversidad, de grandes depredadores como el lobo, es posible, consumiendo sus productos. A día de hoy Paco ha abandonado la explotación por ataques de sus convecinos.
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