Se cuenta que la censura franquista no se decidía a permitirla, porque veían una burla al caudillo en sus discursos, a través de la figura del alcalde, y el propio Franco, tras visionarla en El Pardo, la autorizó. Aún así, se le suprimió una escena en la que aparecían unos motoristas de la Guardia Civil, y perpetró algún que otro corte hasta dejar la cinta en 75 minutos. Además, en un gesto de autocensura, se eliminó del rodaje una escena en el que la maestra del pueblo tenía un sueño erótico, en el que aparecía de por medio un equipo de fútbol americano. Sorprendentemente, y aunque pueda resultar paradójico, finalmente las autoridades franquistas la declararon película “de interés nacional“. También tuvo algunos problemillas en Estados Unidos, a raíz de su paso por Cannes, donde se mal interpretó la última escena, en la que unas banderitas norteamericanas corren por el suel
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