En mi época de estudiante, “La Catedral“ de Agustín Barrios “Mangoré“ era siempre una de mis obras elegidas, y aunque no dejaba de estudiarla, su ejecución en concierto me despertaba un particular miedo escénico. Con los años he revisado las bases de mi técnica, indagando en aquellos gestos más esenciales, en un intento de equilibrar el movimiento de mis dedos y las diferentes partes de mi cuerpo. Pero ha empezado a funcionar cuando he buscado desde la serenidad, y sólo entonces he conseguido sentirme bien con el Allegro Solemne, movimiento final de “La Catedral” de Mangoré. En la Casa-Museo-Jardín de Henri Lenaerts y Paulette Garin donde hemos grabado, se respira serenidad. Cobijo excepcional en este viaje. “El ser humano ha de tener el valor de ser él mismo, conocerse a sí mismo, creando un espacio íntimo a su alrededor que le ayude a pensar, reflexionar, conocer el cosmos desde su yo profundo que es inm
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