La ciudad turca de Erzin, en Hatay, una de las provincias que más daños sufrió después de los catastróficos terremotos, resultó ser la única que no fue destruida. El alcalde de Erzin declaró que no hubo una sola destrucción o pérdida de vidas en la ciudad, debido a que no se permitió la construcción de estructuras ilegales.
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