NO hay mayor estorbo para la oración secreta en todo el mundo que los pecados secretos. Por lo tanto, estén alerta y ármense con todas sus fuerzas contra ellos. Hay una antipatía1 entre pecar en secreto y orar en secreto, en parte por la culpa, que hace que el alma rehúya ponerse bajo el ojo secreto de Dios; y en parte por esos temores, dudas, disputas y desórdenes que los pecados secretos suscitan en el corazón. No es más opuesta la luz a las tinieblas, Cristo a Belial o el cielo al infierno, que la oración secreta a los pecados secretos. Por lo tanto, hagas lo que hagas, procura mantenerte libre de los pecados secretos.
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