Es para hacérselo mirar, pero como país, como sociedad. Me refiero a las listas electorales. A las cocinadas por Pedro Sánchez y a la confeccionada por la ‘Fashionaria’ Yolanda Díaz de cara a las generales del 23 de julio de 2023. Nos estamos divirtiendo con el espectáculo, pero coincidirán conmigo en que el vodevil comunista y la cacicada sanchista reflejan un obsceno deterioro de la política en España. Irene Montero, Pablo Echenique, Angela Rodríguez ‘Pam’ o Vicky Rosell han sido purgados. No son considerados dignos y ni siquiera idóneos. Y resulta que, a estos mamarrachos, a los que no quieren ni los suyos como candidatos el 23J, porque les parecen tan inútiles como tóxicos, los hemos tenido de ministros, secretarios de Estado o delegados del Gobierno durante los últimos cuatro años. Manejando como psicópatas el presupuesto, dilapidando dinero público a manos llenas, legislando bodrios del tipo ‘Si es Si’ e impulsando chiringuitos. Algunos seguirán, porque no se si saben que Ione Belarra, que se las traga dobladas, va de quinta por Madrid en el catálogo de Sumar y a la chispeante Lilith Verstringe la ha colocado Colau de cuarta por Barcelona, como premio a decir sandeces como que en la capital de España no hay árboles. Lo de las listas del PSOE es igual de grotesco. Son una colección de enchufados, a los que Sánchez intenta sentar en el Congreso o el Senado, para que sigan dándose la vida padre y cobrando un sueldo, a la espera de que el temporal escampe. Sánchez se ha saltado a la torera los méritos de la militancia, las estructuras y la opinión de los barones autonómicos. Y esta panda de caraduras, que no levantó la voz ante los indultos a los golpistas catalanes, el blanqueamiento de ETA, la liberación de terroristas, el saqueo fiscal, el engorde de la deuda pública o la promulgación de leyes desquiciadas, ahora gesticula. Page, Lamban o Puig solo se han atrevido a quejarse, melindrosos y con miedo, porque han sacado a sus amigos de las listas. Ponen mala cara al tiránico Sánchez, cuando ven que su jefe lo tiene crudo para renovar como ‘okupa’ en La Moncloa. Coincidirán conmigo en tres cosas: una que Sumar es la misma mierda que Podemos, pero con alguna ‘mosca’ diferente y nuevo ‘macho alfa’. Otra, que ese PSOE, homologable a los partidos socialdemócratas europeos, no existe y lo mejor para España es que desaparezca. La tercera es que a Sánchez debería juzgarle, además de la Historia y por supuesto los votantes españoles, un tribunal auditorio en mano, porque lo de este tipo ha sido y sigue siendo de juzgado de guardia.
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