O Fortuna, como la luna cambiante, siempre creciendo y decreciendo; detestable vida primero oprimes y luego alivias a tu antojo; pobreza y poder derrites como el hielo. Destino monstruoso y vacio, tu rueda da vueltas, perverso, vano es el bienestar y siempre se disuelve en nada, sombrío y velado me mortificas a mi también; ahora por el juego traigo mi espalda desnuda para tu villanía. El Destino está contra mi en la salud y la virtud, empujado y lastrado, siempre esclavizado. A esta hora sin demora toca las cuerdas vibrantes; puesto que el Destino derrota al más fuerte, llorad todos conmigo!
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