Fuente resplandeciente de la luz, del calor, del movimiento, de la vida y de la belleza, el divino sol ha recibido, a lo largo de los siglos, los homenajes atentos y agradecidos de los mortales. El profano lo admira porque siente los efectos de su poder y de su calor; el sabio lo aprecia porque ha aprendido a reconocer su importancia única en el sistema del mundo; el artista lo saluda porque ve en su esplendor la causa virtual de todas las armonías.
Hide player controls
Hide resume playing