España. Agosto de 1939. Pasaron sólo cuatro meses desde el final de la Guerra Civil. El último parte de guerra fue firmado por el dictador Francisco Franco, que declaró así su victoria y estableció una dictadura, que duraría hasta el día de su muerte en 1975. En ese régimen, una larga noche de muerte y dolor que duró 40 años, hubo un episodio especialmente recordado por lo cruento del odio fascista. La noche del 4 de agosto de 1939, un grupo de 13 mujeres fueron elegidas al azar entre cuatro mil. Todas hacinadas en la cárcel del barrio madrileño de Ventas. Muchas de ellas eran menores de edad. Algunas, militantes de las Juventudes Socialistas Unificadas. Todas acusadas del delito de “adhesión a la rebelión”. El régimen de Franco no se conformó con meterlas presa en una cárcel con condiciones infrahumanas. Organizó un juicio sumarísimo, que antes de comenzar ya tenía condena. Las mujeres fueron trasladadas
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