Nunca corres solo, alcanza tu meta. No importa si no alcanzas el OBJETIVO; lo importante es que nunca dejes de intentarlo. Esto se puede extrapolar a la vida, a aprender un idioma, al amor, a un negocio, ... En 1992 los Juegos Olímpicos de mi ciudad, Barcelona, supusieron un cambio en mi vida y marcaron un antes y un después.
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