Ucrania, o mejor dicho, sus recursos naturales, son vistos por EEUU como una clave para garantizar el abastecimiento de metales raros y tierras raras, una pieza angular de la industria de alta tecnología. Washington necesita fuentes alternativas en unas circunstancias en las que China, líder mundial en la producción de estos elementos, restringe cada vez más su exportación, algo que podría poner en jaque mate la ambiciosa estrategia de la potencia norteamericana para lograr la soberanía en la fabricación de chips. También podrían resultar perjudicados otros sectores de punta de la economía estadounidense. Esta fue la razón del reciente viaje a Kiev de dos senadores norteamericanos, Lindsey Graham y Richard Blumenthal, donde se reunieron con el caducado presidente de Ucrania.
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