Todo comenzó unos seis meses antes, “aquella mañana en la que el cartero trajo un sobre rosa con un detestable perfume a violetas“. Los sobres van llegando puntualmente, cada miércoles, a la pensión La Madrileña. El olor a violetas invade las habitaciones de los inquilinos, que se convertirían en testigos del encuentro entre Rosaura y Camilo Canegato, el tímido restaurador de cuadros. Sin embargo, hay algo que parece no cuadrar del todo en la relación de ambos... Premios 1958: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película)...
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