Los problemas de los agricultores actualmente en varios países europeos son un reflejo de hacia dónde va la Unión Europea: Una restricción de libertades y tecnologías energéticas, un recrudecimiento de los requisitos legales para producir, limitaciones cada vez más fuertes sobre el terreno, aumento de impuestos, añadidos a factores exógenos como la guerra de Ucrania que literalmente le quitan mercado a personas que necesitan ese mercado para sobrevivir. La Unión Europea, en su afán de ser pionera en materia climática y de regulación tecnológica, está enterrando la competitividad de sus empresas y empobreciendo a futuro a sus ciudadanos, a privarlos de las herramientas sobre las que se apoyan países mucho menos evolucionados pero que crecen a mayor ritmo que la unión. Si nadie lo remedia antes, vienen tiempo de radicalismos y de enfrentamientos cada vez más enconados entre los propios países y sus regi
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