Los países occidentales, que hace poco juraban desarrollar la energía verde, ahora amplían la producción de energía más contaminante, como es la quema de carbón, en un intento de reducir su dependencia energética de Rusia. El columnista Jean Nicolás Mejía Herrera destaca que el reconocimiento del gas como energía verde por la UE muestra su desinterés en la lucha contra el cambio climático, mientras que las medidas punitivas contra Moscú no reducen la dependencia europea de combustibles rusos.
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