Algunas personas creen que cuando el Señor Jesús encarnado resucitó después de Su crucifixión, Él se convirtió en el Espíritu vivificante y que, por ende, el Espíritu vivificante mora dentro de nosotros, se mezcla con nuestro espíritu y los dos espíritus se convertirán en uno. De este modo, al final nos convertiremos en Dios. ¿Es válida esta idea? En realidad, la esencia del Espíritu Santo es inmutable; por lo tanto, ¿cómo podría Él convertirse en un Espíritu vivificante? El Espíritu Santo sólo lleva a cabo la obra de salvación en el hombre, por lo que, ¿cómo podría Él morar dentro de nosotros como la vida del hombre?
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