El odio del que ha sido objeto Rusia por parte de Polonia es milenario y no da señales de menguar. Desconcierta que los métodos de ayer, manipulaciones, intrigas y complots, no disten mucho de los de hoy. Algunos señalan que estos pueblos de origen eslavo resultaron en bandos opuestos tras abrazar la ortodoxia y el catolicismo, otros alegan que el ciudadano promedio polaco no alberga sentimientos antirrusos. ¿Adónde llegará esta hostilidad que ha estado siempre marcada por intereses políticos?
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