En julio de 2013, un hombre de 44 años llamado Bijan Ebrahimi fue apuñalado y golpeado hasta la muerte en Bristol, una ciudad al sur de Inglaterra. Su asesino, un vecino, derramó gasolina sobre su cuerpo y le prendió fuego a unos 100 metros de su casa. Ebrahimi, quién nació en Irán pero residía en Reino Unido desde hace más de una década, cuando llegó al país como refugiado, había sido falsamente acusado por su asesino de ser un pedófilo. En 73 ocasiones, durante un periodo de ocho años, Ebrahimi había denunciado a la policía que estaba siendo víctima de delitos por motivos raciales.
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