A mediados del siglo pasado, un grupo de empresarios comandados por Alfonso Andrade Ochoa, Ernesto Jouvin Cisneros, José Salazar Barragán, Rafael Andrade Ochoa y Juan Eljuri, fundaron la Compañía Aztra, con un capital de 425 millones de sucres (17 mil dólares), y lo afincaron en la zona cañarí, beneficiándose de una ley especial dictada con el afán de permitir el desarrollo de la zona centro norte sur del Ecuador. La consolidación de la industria azucarera trajo como consecuencia los asalariados agrícolas, casi esclavos en sus inicios, y que nosotros conocimos de cerca aquí en La Troncal, cuando llegaron por miles para sembrar con su esfuerzo, con músculo y machete, desde mayo hasta diciembre, para después cosechar casi nada por sus esfuerzos. Los truncos sueños de días mejores, trajeron el descontento y el levantamiento de los trabajadores en busca de mejoras salariales y otras justas reivindicaciones, que fueron brutalment
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