Se llevó a cabo la cumbre de la OTAN entre saludos, risas, abrazos y demás, pese a que a pocos kilómetros de allí esa misma organización militar esté apoyando una guerra con miles de muertos. Quien asistió a esta cumbre fue el presidente de Ucrania (¿y peón de Washington?), que ya desde fines de junio “condicionaba” su presencia a la admisión de su país por parte de la OTAN. Sin embargo, mientras a Suecia era bienvenida por parte del mandamás de la organización, es decir, no Jens Stoltenberg, sino Jode Biden, Ucrania sigue quedando en una no muy promisoria lista de espera. A modo de “premio consuelo”, Estados Unidos ha proveído al régimen de Kiev con bombas de racimo, un armamento prohibido por más de 100 países por sus letales efectos, sobre todo en población civil.
Hide player controls
Hide resume playing