Atlela del flamenco y guerrero en el escenario, Rafael Campallo derramó arte, soniquetazo y originalidad con su estilo inimitable: Taranto y Alegría. Todo in lujo para Café Silverio. Sus fieles compañeros igualaron la entrega con gusto. Moi de Morón cantándole al baile aportó jondura y, sobretodo en la Solea’ p’alante, un sabor añeco y a vez actual y universal por tener una fragua en su garganta. La experiencia de Mariano Campallo, quien supo embrujar al caluroso público desde el principio con su solo dulce
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