Con 18 años, Ava Gardner se había convertido en una bella joven de ojos verdes y una preciosa melena de color castaño. Así, el año 1941, mientras estaba visitando a su hermana Beatriz en Nueva York, el marido de ésta, que era fotógrafo, le hizo algunas fotos y, satisfecho con el resultado, decidió colgarlas en el escaparate de su Estudio Fotográfico de la Quinta Avenida. Mientras sus fotografías estaban expuestas en el establecimiento de su cuñado, Barnard “Barney“ Duhan, un cazatalentos de los estudios Metro-Goldwyn-Mayer, las vio y decidió ponerse en contacto con ella.
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