El presidente chileno Gabriel Boric no había nacido cuando Augusto Pinochet encabezó el golpe de Estado en 1973 y era apenas un niño cuando el general asumió como senador vitalicio en 1998. A casi 40 años del golpe, Boric habla desde el balcón de La Moneda y retoma las famosas frases de Allende sobre la apertura de las grandes alamedas. Pero no se trata sólo de símboilos sino de acabar con un sistema político y económico heredado de la dictadura militar. Análisis de Pedro Brieger.
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