(Romanos 1:4) que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos, (2 Corintios 7:1) Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. (Efesios 4:24) y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. (1 Tesalonicenses 3:13) para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.
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