Canción de Enrique Santos Discepolo. La letra fue escrita en un momento histórico conocido como la década infame. El autor refleja su descreimiento sobre el hombre en general. Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé. En el quinientos seis y en el dos mil, también. Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos, contentos y amargaos, varones y dublés. Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldá insolente, ya no hay quien lo niegue.
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