Parece lógico creer que todos tienen derecho a vivir en un medioambiente que no te mate. No es así. En Luisiana, ., hay un lugar al que le han puesto un nombre tan siniestro como exacto: ‘el corredor del cáncer’. Ese es el resultado de que las empresas más contaminantes del país lo hayan elegido para instalar sus fábricas. Y, por supuesto, no es una casualidad que allí viva una población en su mayor parte afroamericana y de bajos ingresos: impunidad garantizada para las corporaciones.
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