Tras seis semanas de auditoría, la Administración Federal de Aviación de EEUU encontró múltiples casos en los que el fabricante de aeronaves, Boeing, no cumplió con los controles de calidad. La inspección fue impulsada por el accidente del 5 de enero, en el que un tapón en el fuselaje explotó y dejó un gran agujero con pasajeros a bordo. La emergencia en el vuelo 1282 de Alaska Airlines provocó que 171 aviones en todo el mundo permanecieran en tierra hasta ser inspeccionados.
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