Dicen que las crisis agudizan el ingenio, y el caso de la aviación turca así lo confirma. Tras el contrato firmado con Rusia en 2017 para la adquisición de sistemas antiaéreos S-400 Triumf –que posteriormente empezaron a llegar a Turquía a partir de 2019–, EE. UU. denegó en 2021 el envío de sus cazas F-35 aun cuando ya Ankara había pagado millones de dólares por ello. Tras el incumplimiento de Washington al contrato, la nación otomana se vio obligada a desarrollar su industria aeronáutica para romper con la dependencia extranjera en materia de seguridad nacional. La audaz decisión tuvo su recompensa y ahora Turquía cuenta no solo con su propio caza de 4.ª generación Hurjet que reemplazará los F-16 estadounidenses, sino ahora también su nuevo caza de 5.ª generación KAAN que deberá ocupar el lugar de los F-35 denegados.
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