En el marco de la “Operación Bomber“ desarrollada en Madrid, la investigación descubre que podría ser el artífice de presuntos fraudes a nivel nacional con más de 250 afectados, uno de ellos con graves lesiones irreversibles. La Guardia Civil descubre que Alejandro utiliza todo tipo de engaños para hacerse pasar por bombero profesional de la Comunidad de Madrid, sanitario titulado, experto en rescate e instructor de buceo, falsificando supuestamente sus títulos y diplomas. Incluso le descubren, uniformado y con un fonendoscopio, atendiendo a familiares de la mayor tragedia aérea de nuestro país, el accidente de Spanair el 20 de Agosto de 2008, que se saldó con 154 muertos, sin que la entidad tuviera conocimiento de quién es ese joven. Alejandro asegura haber participado en la búsqueda del cuerpo de Marta del Castillo tanto en el vertedero de Camas como en el Guadalquivir, en el terremoto de la localidad murciana de Lorca y en las búsquedas de hasta 6 personas desaparecidas careciendo de la experiencia necesaria para el puesto. ¿Cómo es posible que un joven veinteañero pueda campar a sus anchas dejando al descubierto los agujeros del sistema? ¿A quién hay que exigir responsabilidades y qué sistemas de control han permitido que Alejandro se haya colado en espacios a los que nunca debería haber accedido? La Fiscalía le acusa de haber cometido los delitos de intrusismo, estafa, falsedad documental oficial y lesiones por imprudencia grave, con una pena que supera los 6 años de prisión.
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